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Les pénitents de Séville
En la Cuaresma del año 1970 y durante diez días consecutivos, un equipo de la Radio Televisión Suiza compuesto por el periodista Jean-Pierre Moulin y el realizador Michel Dami se desplazó hasta la capital de Andalucía para hacer realidad estos más de treinta minutos de extraordinario e inédito metraje que hoy, vuelve a la vida tras más de cincuenta años en el olvido.
Una lejana y para muchos desconocida Cuaresma sevillana inmortalizada gracias a este documento narrado en su práctica totalidad en lengua francesa. Un inédito reportaje que permitió a las cámaras suizas explorar los más íntimos rincones de nuestras hermandades y cofradías, la subida de imágenes a sus pasos, nocturnas jornadas de priostía a puerta cerrada, ensayos, mudás, reparto de túnicas, interesantes entrevistas a relevantes personalidades y artesanos de la época, el pregón o las desconocidas, únicas y jamás vistas imágenes en movimiento del insigne imaginero D. Antonio Illanes trabajando en su estudio de la calle Antonio Susillo.
Sin lugar a dudas, una valiosa y desconocida producción audiovisual que pasa a formar parte de nuestra memoria cofrade. Una magnifica crónica periodística conservada en la lejana ciudad de Ginebra y que gracias al trabajo realizado por los investigadores Jesús
Romero Dorado y Enrique Guevara Pérez vuelve a formar parte del patrimonio cinematográfico de la ciudad de Sevilla.
Podrán conocer todos los datos sobre este novedoso hallazgo de la mano de sus descubridores en un completo y detallado artículo de investigación que verá la luz en el número 6 de la revista Nazarenos.
Traducción
Una vez en España, de Domingo de Ramos a Pascua, la pasión de Cristo se representa como un gran espectáculo. Es más que una conmemoración, más que una ceremonia religiosa.
Es la recreación de un evento conmovedor profundamente enraizado en la memoria colectiva de un pueblo. Para tal fin se abandonaran las iglesias, las imágenes de Cristo y de la Virgen descenderán desde sus altares a las calles como si para revivir esta trágica fiesta, hiciese falta el entorno natural donde viven los hombres, calles, casas, arboles, cielo. Gran fiesta del dolor exaltado, penitencia y sobre todo, los fieles revisten anónimamente su culpa. Un curioso capirote, una túnica blanca o negra, la compañía de un cirio, los pies descalzos y los «pasos», carrozas portadas normalmente por treinta o cuarenta hombres que los mecen al solemne son de la música.
En Sevilla, la Semana Santa es el momento esperado por toda la ciudad, la fiesta comienza quince días antes del Domingo de Ramos, una misteriosa agitación comienza en la ciudad blanca de Miguel Mañara.
Una Sevilla con un centenar de iglesias y cada una de ellas repleta de tesoros e «imágenes» de Cristo y la Virgen como ellos las llaman, sobre todo de la Virgen.
Una institución especifica en Sevilla, «las cofradías», son un total de 52, una especie de sociedades, cada una agrupada alrededor de una Virgen. La Macarena, la Virgen de la Soledad, del dolor profundo, de la Esperanza.
Una cofradía son varias centenas de hombres que viven durante todo el año a la espera de la Semana Santa, piensan en ella, la sueñan y finalmente la preparan. Una noche de la Semana Santa que es cada año la misma, esos hombres visten su hábito de penitente y acompañan a su Virgen coronada como una reina, rodeada de flores sobre basamentos de plata, cirios sobre candelabros plateados y un cielo de bordados en oro, confeccionados a lo largo de todo un año de trabajo.
En las primeras tardes de la primavera andaluza, las iglesias se llenan de miembros de sus cofradías para preparar sus imágenes. Los «pasos», ocultos durante el resto del año, recorren la ciudad. Son trasladados a sus iglesias donde comenzará su decoración.
En una plaza principal, sus calles aledañas se engalanan para que los más pudientes de la ciudad, con sus plazas reservadas, puedan ver así el desfilar de las procesiones.
Los vendedores de billetes les ofrecen por un módico precio y por abono, sillas sobre las elevadas calles donde el rumor de las procesiones se hace aún más fervoroso ante el transcurrir de los pasos y sus extenuados portadores.
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«Para nosotros es la fiesta más grande. La gente vive durante todo el año para la Semana Santa. Yo suelo siempre estar al tanto, pero es justo en estos momentos, cuando empiezo a estar un poco más nervioso pensando que todo va a comenzar».
• ¿Usted ha participado en todas las Semanas Santas desde su infancia? (Periodista)
«Casi todas. Habré faltados tres o cuatro veces y recuerdo esa ausencia como algo verdaderamente muy triste para mí. Esta semana me deja marcado para todo el año y me da fuerza para poder continuar, para poder vivir».
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Los cristos y las vírgenes de Sevilla tienen en algunas ocasiones tres siglos de antigüedad, pero otras, son talladas a día de hoy, siempre siguiendo los mismos cánones, maderas de pino, lágrimas y ojos de cristal, manos articuladas. El resto, un simple bastidor que soporta la vestimenta. Todas las imágenes son diferentes unas de otras, el escultor reproduce cada rostro de manera única, las vírgenes de las iglesias sevillanas tienen el rostro, los ojos y las pestañas de la mujer andaluza.
El arte de la Semana Santa es el barroco, esa extraña época de la Contrarreforma en donde la Iglesia, para luchar contra aquello a lo que ellos llamaban «la tentación protestante», ordenaba recrear de la manera más real posible todo elemento decorativo y sagrado.
Desde aquel entonces, este arte no ha cambiado, las bordadoras de 1970 utilizan el mismo hilo de oro y aplican los mismos patrones y motivos.
Este trabajo, es un regalo para la Virgen de Montesión (error) por el matador «Ordoñez». La corrida, los toros y la Virgen, unidos todos ellos por un mismo parentesco.
Esta obra cuesta 18.000 francos.
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• ¿Ella piensa en la Virgen que va a vestir mientras trabaja? (Periodista)
«Si, a ella le gusta esta Virgen pero en general hay bastantes vírgenes que se parecen entre ellas».
• ¿Ella tiene una Virgen preferida? (Periodista)
«Dice que sí, que la Virgen que más le gusta es la Esperanza Macarena».
• ¿Pero ella trabaja con el mismo cariño para no importa que Virgen? (Periodista)
«Claro que sí».
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Objetos de la Semana Santa, jarras, estandartes, varas de mayordomos, piezas de metal bañadas en oro que envuelven los pasos, extraordinario trabajo de orfebrería.
Todos estos objetos son conservados durante el año en unas dependencias próximas a la iglesia, este lugar es la sede de la cofradía.
Estas salas son como pequeños museos donde se guardan estos antiguos enseres, utilizados a lo largo de cientos de Semanas Santas y procesiones, están colocados en diferentes vitrinas y cuando llega la esta gran semana, se sacan, se limpian, se hacen brillar y se reparan siempre llenos de júbilo.
Por las tardes, después del trabajo, los miembros de la cofradía van a inscribirse a la procesión y a probarse sus túnicas de penitentes.
Todo esto es de pago, pagos y precios que variarán siguiendo dos parámetros. Por un lado, el peso que suponen para el fiel los pecados cometidos, una persona con un gran número de pecados será mejor perdonado si paga una buena cantidad como inscripción para la procesión.
Por otro lado, se paga según la plaza que se ocupe alrededor de los pasos.
Procesionar alrededor del paso de la Virgen cuesta el doble que hacerlo alrededor del paso del Cristo, este dinero les recordamos, va en parte destinado a obras de caridad en nombre de la cofradía.
Les repetimos, es un gran espectáculo y aquí, los soldados romanos que desfilarán escoltando el paso del Cristo. Tambores y fanfarrias con recuerdos bruscos y lejanos del flamenco.
Hay una música típica en la Semana Santa, ni militar, ni religiosa y también las “saetas”, improvisados cantes sobre la pasión interpretados por cantantes flamencos.
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• ¿En qué consiste su penitencia? (Periodista)
«Mi penitencia existe y es verdaderamente dura, son doce horas que debemos de pasar en nuestra cofradía».
• ¿En la calle? (Periodista)
«Si, en la calle».
• ¿Es verdaderamente duro físicamente? (Periodista)
«Si, lo es. Hay que tener en cuenta que es de noche, salimos de la iglesia a la una de la mañana y no volvemos hasta el mediodía del día después. Pasamos frio, hambre, nos movemos entre muchísima gente y hacemos un gran sacrificio al no poder ver a nuestra Virgen. Estamos en una fila y no podemos ver a la Virgen, nuestra Virgen. Ella va rodeada por el cariño de la gente, los vivas, la música y nosotros sentimos todo eso pero no podemos verlo».
• Por lo que, ¿ es una verdadera penitencia? (Periodista)
«Para mí sí, lo es, terrible».
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Un gran momento de la Semana Santa, cuando los miembros de una cofradía trasladan sus imágenes del altar al paso en el que majestuosamente recorrerá la ciudad.
Operación en ocasiones complicada, momento en donde el hombre y la imagen se entremezclan y unen por unos instantes. Por unos instantes, Cristo vuelve a ser crucificado.
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• ¿Qué papel juega el Cristo al lado de la Virgen? (Periodista)
«El Cristo tiene un papel, no podemos decir que sea un papel secundario ya que Él, es el centro de esta fiesta, es por Él que existe esta fiesta. Pero para nosotros los sevillanos, aunque Cristo es el protagonista, es la Virgen quien ha logrado todo esto. Tal vez yo pienso que antiguamente había Cristos que salían tal vez solos, o acompañados de Vírgenes muy muy tristes y el sevillano, no podía soportar que una mujer guapa fuese representada de esa manera. Es por eso que seguramente un día dijesen, “tenemos que cambiar esto”, no puede ser que una mujer tan bella esté triste y vestida de luto. De esta manera se la empezó a vestir de otra forma, con joyas, con flores y velas por todas partes, todo un sentimiento de cariño proyectado hacia la Virgen».
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Cincuenta y dos cofradías, cincuenta y dos vírgenes. Entre unas y otras incluso existen curiosas rivalidades. Aquí, la Virgen de la Esperanza en el barrio de Triana que vuelve a su iglesia de origen donde será preparada para la Semana Santa. El barrio está en ebullición, una mujer me dice «Es guapa la nuestra, ¿eh?, es más guapa que la Macarena, ¿verdad señor?».
La Macarena es la Virgen de la burguesía. La Virgen de la Esperanza es la rival de la Macarena, es la Virgen del pueblo que vive al otro lado del rio Guadalquivir.
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• ¿Dígame, cualquier persona puede formar parte de una cofradía o hace falta algún tipo de pasaporte para formar parte de una de ellas? (Periodista)
«No, en absoluto, las cofradías siempre están abiertas a todo el mundo. Algo que particularmente me gusta de las cofradías es que podemos ver gente de todo tipo y cualquier clase social. Tal vez un importante abogado o un médico en hermandad junto a un obrero, las cofradías están abiertas a todo el mundo».
• ¿Cómo se puede formar parte de una cofradía? (Periodista)
«Es simple, la persona interesada debe rellenar una solicitud escrita y realizamos una reunión en la hermandad. En esta reunión decidiremos si esa persona es correcta o no y si cumple los requisitos establecidos por la Iglesia, si es así, se lo comunicamos».
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Los orfebres de Sevilla han trabajado durante todo el año para confeccionar nuevos ornamentos. Días antes de la Semana Santa esos objetos son expuestos en una sala del centro de la ciudad. Copias de copias directamente unidas a modelos primitivo surgidos en el siglo diecisiete, y que ahora, nuevos, son contemplados por el silencioso público.
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«Pienso que para la Iglesia tal vez es un espectáculo difícil de ver por la riqueza y el lujo de sus materiales, incluso los extranjeros o mismamente los españoles pueden pensar que es un exceso. Pero tenemos que pensar en nosotros, en el sevillano, en nuestra forma de ser, en la sensibilidad, el amor y la belleza de nuestras tradiciones ya que esa es nuestra forma de expresión. Es complicado cambiar eso…».
«Un día yo vi a la Macarena y me vi completamente arrebatado por Ella, por la Virgen, y dije: “yo tengo que salir aquí ya el resto de mi vida”».
• ¿Y solicitó entrar entonces en la cofradía? (Periodista)
«Si, pedí entrar, jure las reglas de la Hermandad…».
• La Macarena, ¿le “sacudió”?… (Periodista)
«Si, Ella me “tocó”, Ella cambió mi vida…».
• ¿Qué tiene de extraordinario la Macarena? (Periodista)
«Todo, Ella lo tiene todo. ¿Ha visto usted otras vírgenes de Sevilla verdad? Son todas muy bellas pero Ella, Ella es la Virgen de Sevilla, Ella es completamente diferente a todas».
• ¿Va usted a visitarla de vez en cuando? (Periodista)
«Si, casi todas las semanas voy a verla. Entro en la iglesia, le digo “buenos días”…»
• ¿Le da los buenos días? (Periodista)
«Si, le digo buenos días… Ahora voy casi todos los días. Bueno, ahora no, pero cuando Ella está en su paso, voy todos los días. Siempre digo que para mí la noche más importante es la del Jueves Santo, la “Madrugada”. Estoy tan unido a esa noche tan especial que luego la hecho muchísimo de menos y de alguna manera me encuentro obligado a ir una semana después durante todos y cada uno de los días a verla y poder tocar y revivir momentos que ya forman parte del pasado».
«No se si ha notado que la Macarena tiene una mancha en la cara. Eso fue debido a que un día un señor que estaba algo bebido, durante la procesión, como consideraba que Ella era muy guapa, le arrojo mientras le gritaba “¡Guapa!” un vaso de vino dándole en la cara y dejándole una marca que a día de hoy aún tiene. Ese señor quedo tan triste, que decidió acompañarla para siempre detrás de su paso con una cruz, creo que es algo bonito también».
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Devoción a la Macarena, Ella está en su paso, ha descendido de su altar vestida con las prendas que llevará el Jueves Santo a la una de la mañana exactamente. Es como un primer paso hacia la calle, hacia una aventura mística y en cierta forma cruel.
La noche del Jueves Santo, la Macarena, será cubierta de joyas prestadas por grandes señoras de España como la Duquesa de Alba, llevara un manto que pesa ochenta kilos.
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• Eminencia, ¿Cuál es el significado de la Semana Santa de Sevilla? (Periodista)
«La Semana Santa de Sevilla, está llena del sentido religioso que tiene nuestra fe cristiana en todas partes debida a la conmemoración del misterio pascual. Sevilla manifiesta su propia psicología, su propia personalidad, sus propios estilos y tradiciones, una forma basada en la belleza plástica, basada en una expresión trágica, una forma comunitaria y popular enraizada en la historia antigua».
«Es realmente una manifestación de penitencia, pero de penitencia muy seria. El pueblo está lleno del fervor y fascinado por las diferentes fases de la pasión del Señor. Las representaciones de la son una mezcla entre el dolor y la alegría, un sentimiento entre la esperanza y la angustia pero siempre en un sentimiento filial, intimo, casi infantil ya que el pueblo sevillano ha sido siempre quizá el pueblo más sensible para captar toda la hondura del misterio de la maternidad».
«Ahora, para los extraños, los extranjeros e incluso los propios españoles y sobre todo, cuando no se conoce la forma de vibrar y sentir del pueblo sevillano, la primera impresión puede ser la de un evento folklórico, un evento artístico e histórico más que un evento religioso».
• ¿Es que la suntuosidad de esta fiesta no va a contracorriente de tendencias postconciliares? (Periodista)
«Bueno, yo no creo que las tendencias postconciliares hayan de ninguna manera desviado la expresión exterior de nuestro sentimiento religioso y nuestra fe católica en la manifestación comunitaria de los misterios de nuestra religión. Las tendencias postconciliares respetan y aprueban el estilo y las formas de un pueblo con su música, con sus danzas, con sus expresiones populares al expresar el interior de su fe. En este aspecto creo que el Concilio no da lugar a tener que quitar ninguna cosa de nuestra Semana Santa».
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Apertura oficial de la Semana Santa de Sevilla, el pregón. En el teatro municipal de la ciudad, delante de las más alta autoridades civiles y religiosas, un orador, elegido por su elocuencia y la intensidad de su pasión religiosa, hablar durante una hora y veinte minutos en un evento que finalmente tendrá lugar y que terminara con el gran y bullicioso aplauso del público asistente.
La Semana Santa, puede comenzar…